Categoría: Viajes

India, Here We Go

Como siempre, dejo algunos detalles para última hora. Y parece que lo de escribir posts es de esas cosas que entran en esa categoría. Me siento frente a la pantalla con las maletas hechas y los nervios previos a un viaje de los grandes, de aquellos que has planificado durante tanto tiempo que parece imposible que lleguen.

Nos esperan 20 días en uno de los países que más filias y fobias causa, y que a mí me produce un respeto enorme, siendo como soy un urbanita occidental sin remedio. Y es que eso de tanta gente, tanto caos, tanta polución y tanto «tanto» como que me echaban para atrás en un primer momento.
Ahora mismo estoy en la fase de «todo irá genial», pese a que ayer ya nos cancelaran y reorganizaran uno de los vuelos internos y tuviéramos que sudar sangre para solucionar el tema, buscar otro vuelo e intentar conseguir que nos cancelaran y reembolsaran el billete original…

Pero bueno, respiraremos hondo y nos dejaremos llevar. Que a veces se me olvida que esto son vacaciones y que hay que disfrutar y desconectar.

Si no doy señales de vida hasta la vuelta, que tengáis muy buenas vacaciones (o muy buen agosto) y nos leemos a la vuelta.

Namaste (o algo).

De Vuelta

Se vuelve a imponer la realidad y con una fuerza brutal. Tras una gran semana en NY (cojonuda, me atrevería a decir) vengo casi directo del aeropuerto a la oficina para currar.
Así que nada, creo que seguiré dejando los posts elaborados y con detalles para cuando me sobre tiempo y no me falte sueño.

Y habrá fotos, no sufráis. O mejor, no sufráis, que tampoco os daré demasiado la vara con ellas.

Coup D’Etat

Hoy se cumplen exactamente 29 años de ese famoso «¡Se sienten, coño!» que soltó Tejero en el Congreso de los Diputados, en lo que se convirtió en una de las imágenes más icónicas de mi infancia. Definitivamente, son un montón de años los que han transcurrido desde ese fallido golpe de estado que podría haber cambiado el país en el que vivimos, y no creo que precisamente a mejor…

De lo que no ha pasado tanto es del golpe que si cambió mi estado (el emocional y sentimental) y que me lleva haciendo sonreír desde este verano. Y es que hoy también se cumplen ocho meses junto a Anna, la chica más maravillosa que he conocido.

Lo celebramos anticipadamente el fin de semana pasado con unos días bien románticos en París. Sí, típico, tópico y todo lo que queráis, pero cuando estás enamorado apetece muchísimo hacer cosas así, y más si tu chica es una gran guía y se conoce tan bien las calles de la ciudad.

En fin, que es curioso que una golpista decidiera celebrar su amor por mí en la tierra de la libertad, la igualdad y la fraternidad. O quizá no sea tan curioso, y que en realidad se trate de una revolucionaria que no deja que mi corazón descanse (ni falta que hace) y que no deja que las sonrisas abandonen mi cara.

(Al releer esto último, caigo en la cuenta de que mi nivel de azúcar en sangre no ha disminuido ni un poco y que me sigo pareciendo peligrosamente al osito de Mimosín… ay, los peligros del amor…)

Shock Shock Shock

Biffy Clyro es una de las bandas que más están sonando en mi iPod en estos últimos meses, sobre todo desde que apareció Only Revolutions, su último disco que, como los anteriores, está lleno de temazos.
Y la verdad es que en directo no decepcionan nada. Es increíble la caña que pueden llegar a dar tres zumbados en un escenario, y estos escoceses saben transmitir perfectamente la potencia de sus discos sobre un escenario.

Pero… qué duro es llegar a un concierto y, pese a lo bien que te lo pasas y lo mucho que te gusta, terminas bostezando y en la cabeza solo se te repite la idea de llegar a casa y meterte bajo el edredón.
Y eso es lo que me pasó este sábado en su concierto, y no porque el grupo no lo diera todo ni porque fuera sin ganas sino porque fue uno de los fines de semana más fríos y lluviosos del año. Y entre eso y que, por mucho que lo intente negar, me voy haciendo viejuno pues como que rebajó la euforia que años atrás podría haberme provocado este concierto.

Y esa idea de hacerme viejo es la que aún se ha repetido más estos días, al pensar que este fin de semana volveré a París con mi chica, después de no estar allí desde el 92. Dándolo vueltas al tema he caído en que mucha de la gente que había en ese concierto del sábado no había nacido o iba en pañales cuando estuve por primera y última vez en la Ciudad de la Luz. Y eso es algo que me ha hecho sentir bastante viejo de pronto…
Supongo que este tiempo lluvioso me tiene algo bajo de ánimos y eso solo ayudó a potenciarlo.

En fin, que todo esto me ha producido cierto shock que no dudo que tardaré en pasarse en cuanto pise París, que bien vale una misa, varias comidas y todos los encuentros románticos que se puedan tener en un fin de semana.

Felicidad Afrancesada

Estaba pensando en todas las cosas que he hecho para celebrar el aniversario de mi fotolog. Este año no ha sido ni un wallpaper, ni unas chapas, ni lloriqueos, ni una expo. Este año he tenido la suerte de poder celebrar el sexto aniversario de Desenfocado haciendo un viajecito al sur de Francia en la mejor de las compañías imaginables: mi chica.

Ha habido momentos tan buenos y geniales que cuesta resumirlos en un solo post: pillar el coche y salir hacia tierras francesas. Pasear junto a la playa en Séte y terminar tomando unos Margaritas tumbados en un lounge divino. Degustar una rica cena frente al canal. Pasar la noche en un chambre d’hotes precioso. Dedicar una mañana de visita a una abadía con vinos deliciosos. Darse un bañito bajo el Pont du Diable, tomar el sol y después un aperitivo.
Y terminar cenando, ya de vuelta en Barcelona, en el Chido One, brindando con unos Margaritas bien fresquitos.

Y todo junto a ELLA, la culpable de mis sonrisas.
Está claro. Podría llegar a acostumbrarme a esta clase de fines de semana…