Como siempre, dejo algunos detalles para última hora. Y parece que lo de escribir posts es de esas cosas que entran en esa categoría. Me siento frente a la pantalla con las maletas hechas y los nervios previos a un viaje de los grandes, de aquellos que has planificado durante tanto tiempo que parece imposible que lleguen.
Nos esperan 20 días en uno de los países que más filias y fobias causa, y que a mí me produce un respeto enorme, siendo como soy un urbanita occidental sin remedio. Y es que eso de tanta gente, tanto caos, tanta polución y tanto «tanto» como que me echaban para atrás en un primer momento.
Ahora mismo estoy en la fase de «todo irá genial», pese a que ayer ya nos cancelaran y reorganizaran uno de los vuelos internos y tuviéramos que sudar sangre para solucionar el tema, buscar otro vuelo e intentar conseguir que nos cancelaran y reembolsaran el billete original…
Pero bueno, respiraremos hondo y nos dejaremos llevar. Que a veces se me olvida que esto son vacaciones y que hay que disfrutar y desconectar.
Si no doy señales de vida hasta la vuelta, que tengáis muy buenas vacaciones (o muy buen agosto) y nos leemos a la vuelta.
Namaste (o algo).