Categoría: Divagaciones

2012… Menudo Año

Sí, así, con título de gala casposa…

Porque me parece que es la única manera de despedir a un año que ha sido una montaña rusa demasiado salvaje. Intentaría hacer un resumen y un balance, pero creo que me entristecería demasiado con algunas cosas, así que me quedaré con lo bueno.

Lo principal y más importante: que ha sido el año en que me he casado con la mujer más especial, cariñosa e intensa que conozco y conoceré. Mi pequeña esquimal. Y que lo pudimos celebrar rodeados de una gran cantidad de personas realmente especiales para nosotros, y casi sólo por eso el año ya ha merecido la pena.

El resto ha estado plagado de buenos detalles que han trufado y mejorado el espíritu y el ambiente bajonil de este 2012: mi encuentro en persona con Javier Pérez Andújar; la consolidación de buenas amistades y el mantenimiento de otras; algunos conciertos y discos geniales como el de Havalina; el descubrimiento de grandes cómics como Los ignorantes o El fotógrafo; el deleitarse con un documental tan enorme como Jiro Dreams of Sushi; el haber aportado mi granito de arena al proyecto 365 Cities con unas cuantas recomendaciones gastronómicas (no todas las que habría querido); el haber ampliado el número de InBlackeados a lo largo del año, aunque aún me queden unos cuantos pendientes para este año que viene…

Veremos qué nos depara el 2013, pero tengo la sensación de que tocará seguir luchando, así que nos pondremos guapos, le daremos caña y, sobre todo, no nos rendiremos:

Bring it on, 2013!

We Love Wine

Permitidme que hoy me ponga en modo nadaimportil para hablaros de vino, terroir, viñas y cómics.

Es mi cumpleaños y es lo menos que merezco, así que aguantad mi diatriba groupie sobre un par de cosas que me han llamado la atención últimamente y que tiene que ver con el mundo vinícola y el del cómic. Así, todo mezclado.

Ya hacía días que quería hablar de Los ignorantes, el fabuloso cómic de Etienne Davodeau (un auténtico regalazo de mi colega Jordi). Y quería hablar de él porque destila pasión y amor por el vino y por los cómics a partes iguales. Porque al acabarlo te dan ganas de abrirte una buena botella de vino (si es que no lo has hecho durante su lectura), y porque te dan las mismas ganas de salir a por varios de los cómics que menciona (como por ejemplo El fotógrafo, que sigue en mi lista de pendientes).

Parte de la portada de Los ignorantes

Pero, sobre todo, de lo que te da ganas es de largarte al campo, comprarte unas tierras y dedicarte a tus viñedos, dejando atrás el ajetreo y la vida de ciudad. Y es que la historia de este intercambio de conocimientos comiqueros y vinícolas entre Davodeau y su amigo Charlie Leroy es intensa, emotiva y llena de una honestidad brutal. Todo un must, tanto para el aficionado al cómic como para el aficionado al vino.

Y sin salirnos del mundo vinícola, el otro asunto que me fascinó profundamente fue la paz que me provocó el visionado de este fabuloso vídeo de Pago de los Capellanes (uno de mis vinos favoritos):

(Un año en Pago de los Capellanes)

Está claro que tendré que buscar un hueco para escaparme y visitar sus viñedos y sus bodegas. Eso sí, que conduzca otro.

Os dejo, que me esperan en la Bodega Bonavista para tomarnos unos buenos vinitos y olvidarnos de la birria de tiempo que está haciendo el día de mi cumpleaños.

Señores de Desenfocado

El tiempo pasa volando.

Y más cuando estás o pasándotelo de miedo o cuando vas estresado. Incluso cuando esos dos factores se dan al mismo tiempo porque estás con los preparativos de tu boda.

Aunque ahora hablo ya en pasado. Todo el tiempo transcurrido desde esto hasta esto otro (y que parecía una eternidad), ha pasado en un suspiro, y ya llevo más de dos semanas casado.

Y al menos a mí me ha molado mucho, sobre todo porque todo salió tal y como esperábamos la Sra. Desenfocado y yo cuando estuvimos planificando las dos celebraciones. Sí, dos: una más íntima para la ceremonia civil y otra más multitudinaria para hacer la gran celebración con una troupe más grande de familiares y amigos.

Los invitados, sus parlamentos, el cariño, la fiesta y la comida fueron geniales. Y si en una ocasión tan especial te quedan momentos tan especiales como este, ya puedes darte por satisfecho:

Better Together (por Lluis Gerard)

Y me encanta poder decir, al fin, que soy un hombre felizmente casado.

 

Bajo Mínimos

Estar bajo mínimos es estar como me encuentro ahora: acalorado, medio resfriado y con poquísimas ganas de trabajar.

Se nota demasiado que mi cuerpo me está pidiendo vacaciones. O al menos unos cuantos días sin tener que preocuparme de traducciones, entregas y horarios. Y todo eso pese a saber que dedicaré gran parte de las vacaciones a finiquitar temas de la boda (que quedan unos cuantos).

Pero necesito urgentemente el pasar de la cama a la terracita y de la birrita al gin tonic sin mirar el reloj no estar pendiente de tener que madrugar al día siguiente.

De momento, apretaremos los dientes, haremos un último esfuerzo y contaremos los días hasta el viernes día 3.

Ya queda menos.

Al Tajo

Siempre me pasa lo mismo.

Necesito un par de días hasta que logro quitarme de encima esa mezcla de cansancio, euforia y tristeza que sigue al final de un Salón del Cómic. La depresión postparto del friki, vamos.

Y la combato volviendo a la rutina de siempre: Encender el ordenador, ponerse los cascos, escuchar un poco de música y traducir y revisar cómics. Eso sí, todo después de comentar la jugada con mis compañeros, rememorar anécdotas y echarnos unas risas con estos cuatro días tan intensos.

Diría que me quedé con ganas de más, pero mentiría como un bellaco. Ahora mismo solo me apetece que llegue el jueves y pueda hacer un Velcro. O, mejor todavía, que sea sábado para poder hacer un aperitivo como Dios manda en la Bodega Bonavista.

Ah… la vieja rutina que todo lo cura.