O más bien, rodeado de agua. Así fue mi cumpleaños: precedido por un domingo de aguaceros, y seguido por otra tarde de tormentón como la de hoy. Pero no os preocupéis, que no son mis lagrimones por cumplir años. Aún queda lejos la barrera de los 40 y sigo sin deprimirme ni ser tan poético. O eso creo.
Eso sí, ni siquiera la lluvia pudo evitar que mi adorada y bella Sra. Desenfocado me sorprendiera con unos planes geniales, que incluyeron un brunch, una merienda/cena en el 7 Portes y una sesión de cine, entre otras cosas.
Unos pequeños lujos que da gusto disfrutar en buena compañía. O, más bien, es esa compañía la que es un lujo, está claro. Ya llegará el momento de volver a celebrarlo con copazos y amigos.
Y también llegará el momento de hablar de películas, series y libros. Pero hoy no. Hoy manda la lluvia y la pereza, el sofá y la lectura. O la playstation y el fútbol, por qué no.
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