Aplaudiendo.
Así terminé de ver Skyfall ayer por la tarde. Impactado y anonadado. Porque, pese a un inicio de película en el que los efectos especiales se veían algo acartonados (esa persecución en moto por los tejados de Estambul deja mucho que desear a nivel técnico) el resto es gloria bendita. Hay tantas cosas y tan buenas que no sabría ni por dónde empezar a contarlas. Desde un Daniel Craig soberbio y tan Bond que cuesta pensar que haya habido ningún otro tan parecido y fiel al original de Fleming, hasta un Javier Bardem que borda de forma total y absoluta su papel de villano bondiano, complementando (y no comiéndose ) a Craig y consiguiendo una gran química en pantalla.
Pero es que la película está trufada de detalles, de gestos y de homenajes a toda la saga de una manera tan bien hilvanada que es imposible no encontrarse aplaudiendo o sonriendo cada cinco minutos. Porque es la película más y menos Bond con el Bond más y menos Bond al mismo tiempo. El que más respeta la tradición y el que, al mismo tiempo, la hace avanzar reflexionando sobre su papel, sobre su posible antigüedad y sobre cómo reinventarse.
Y es que, por si todo el metraje no fuera suficientemente espectacular y bien realizado (la fotografía de Roger Deakins es espectacular) el tramo final es de traca. Y su resolución deja con ganas de más, mucho más, pero lo dejaré ahí para no espoilear a nadie. Pero vamos, que si Sam Mendes ha sido capaz de hacer esto con Bond, cada vez tengo más fe en que alguien pille la saga de Star Wars y nos quite de una vez el regusto amargo que nos dejó la infausta trilogía de precuela. (Te sigo maldiciendo, Lucas…)
Y para terminar, os dejo con el tema principal de la película, interpretado por Adele, que me parece muy grande.
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