Es genial cuando escribes algo y se cumple a rajatabla. Pero claro, es poco sorprendente cuando la gente ya va predispuesta y con un tremendo buen rollo de serie. Tan bueno que no importa el haberse levantado a las 3 de la mañana (o no haber dormido), ni haber tenido que ir hasta Girona para pillar el vuelo a Granada.
Íbamos con ganas de pasarlo bien y los astros se alinearon para que disfrutáramos de la ciudad y de todo lo que nos podía ofrecer: la visita a la Alhambra y el Generalife (precioso), el tapeo (divino e insultantemente barato), el calorcito, sus calles…
Y por si eso fuera poco, disponíamos de piscina en el hotel y se me ocurren pocas cosas tan impresionantes como un bañito tras una mañana de pateadas, acompañado posteriormente de un gin tonic, unas cerecitas bien frescas y una buena charla a la sombra.
El único punto negativo fue el retraso en el avión de vuelta y la caravana tremenda y extraña que nos encontramos de vuelta a Barcelona. Pero vamos, son detalles que no empañan un fin de semana que ha rozado la perfección.
Y la perfección estuvo en un más que cálido y dulce recibimiento por parte de ELLA. Qué bien sabe pagar según que deudas; hace que un lunes de cansancio no parezca nada malo sino algo bien agradable.
Imposible quitarme la sonrisa de la cara…
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