En un rato volveré a estar en el Chicago, con un Long Island en la mano y muchas charlas y risas por delante.
Anda que no sienta bien tener eso en la cabeza cuando llega la última hora de trabajo. Puede que incluso se arregle el día del todo…
No estaría mal. No señor.
Me tomaré uno a vuestra salud. (Y uno a la tuya)
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