Talloneando

Me gusta la gente que escribe bien. Creo que alguna vez he reconocido, no sé si en público o a través de este blog, que me produce una sana envidia esa capacidad para juntar palabras, expresar ideas y mezclar temas con una aparente facilidad. También debo reconocer que esa habilidad pasa a molestarme bastante cuando está en manos de escritores gilipollas a los que desearía no haber conocido, ya fuera a través de entrevistas, apariciones televisivas o en persona.

Ese no es el caso de Juan Tallón -aunque no sé si él preferirá Xoan-, el escrito gallego con el que había cruzado unos cuantos tuiteos -incluso tuteos- antes de conocerlo en persona con motivo de su visita a Barcelona para presentar su novela El váter de Onetti, hace ya un trimestre, en la lejana víspera de la Diada.

 

El Sr. Tallón himself
El Sr. Tallón himself

 

Es una vergüenza que, después de que fuera tan amable de charlar conmigo e incluso me dedicara el libro, haya tardado tanto en terminar su lectura. Podría mentir a medias y decir que no lo he terminado hasta hace un par de días porque no quería dejar de disfrutar de su prosa -cosa cierta -, pero creo que sería más honesto achacarlo a mi vagancia y a lo que me cuesta últimamente ponerme a leer fuera de horas de trabajo.

Pero vamos al grano. La novela es un falso slice of life de Tallón mezclado con ciertos toques ficticios -que no procederé a especificar aquí para no destriparle el tema a nadie-, en la que el alter ego del autor (que casualmente tiene su mismo nombre) va narrando las viscisitudes de un cambio de aires, de ciudad y de trabajo para poder escribir su siguiente novela, y la forma en que todo conspira en su contra para que no lo haga: desde la pereza y el desasosiego hasta ese disfrute del fracaso en plan masoquista, además de diversas juergas, cenas y jaranas planetarias.

Y es que ese revolcarse en la mierda propia es marca de la casa en la escritura de Tallón. Como él mismo dice, «No puedes escribir si no pones toda tu basura encima de la mesa. Sin basura, no hay biografía». Pero es que es una basura escrita cojonudamente bien, como deja constancia con bastante regularidad en su blog Descartemos el revólver. Tanto que casi dan ganas de haber sufrido esos desencantos y haber cometido esos errores si te aseguran que eso te llevaría a escribir así de bien.

Lo importante es que el ritmo de la novela es una especie de Elige tu propia aventura,donde la narración va saltando entre tramas y temas -con multitud de referencias y apariciones literarias y un sinfín de pequeñas grandes anécdotas- para converger todo hacia el final, en un cierre que me dejó algo patidifuso. Ojo, no insatisfecho sino más bien con una sonrisa de incredulidad y sorpresa.

En fin, que si aún no habéis leído a Juan Tallón, ya estáis tardando. Yo, de momento, ya voy preparándome para la próxima vez que coincidamos, porque esta vez sí que nos iremos de copas. Ahí queda dicho y propuesto.

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