El alcohol y las fotos no casan demasiado.
O casan demasiado bien para desinhibirse si estás delante de la cámara. Pero no es nada aconsejable si te toca estar detrás de ella, pues la cosa puede desmadrarse un poco y ocurren accidentes. Y es que ya lo decía Stevie Wonder: Don’t drink and shoot. O algo así.
En fin, que no sé hasta qué punto fue una gran idea juntar una mañana dominguera de aperitivo, seguida de una buena comida y una larga sobremesa algo etílica, con una sesión de fotos. Si la cosa mereció o no la pena lo podéis decir vosotros entrando desde hoy hasta el viernes para ver el In Black que le hice al gran Jordi. Y sí, esta vez sin su querido Lluc.
También se colocó delante de la cámara el amigo Roger, pero me temo que tendré que negociar largo y tendido para que las fotos menos comprometidas puedan ver la luz un día de estos. O la semana que viene, ya que estamos.
Ay, la resaca fue tremenda, pero yo ya firmaría para tener más tardes de domingo como esa…
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